Si abrimos las ventanas del lenguaje, Ira Shor nos diría que en la micropolítica de alguna clase del pasado la actitud de él era la de alguien que sentía que estaba haciendo algo muy importante. Sin duda, esta actitud influía de manera positiva en su visión de política de poder y, por ende, en la actitud de cualquier persona que tomaba dicha clase. Acá no hay solo ventanas y cuatro paredes, hay galería, enredaderas, una pileta, muchas plantas y personas persiguiendo un fin colectivo. El lenguaje de la Kazajo apela a la permanencia, a vivir en un tiempo muerto, como esas lenguas que ya no se hablan, pero que fundan millones de giladas y que el pasado las enaltece por sobre el concepto temporal de las cosas.
Esta sesión fue tomada un verano, hace unos años, cuando la Kazajistán estaba en su esplendor, cuando nos abrazaba tan fuerte que nos explotaba los pulmones con su bocanada de aire fresco. En este vórtice de tierra fértil de una ciudad ajena al contenido, al continente. Ahí, alguna vez vivimos.


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